La agresión el 25 de agosto de 2015 a Inma Sequi, la joven presidenta de VOX en Cuenca, merece poca atención en las columnas de este 26 de agosto de 2015. Como atinadamente apunta El Fumador, el compañero titular de este espacio de opinión, la prensa de papel sigue funcionando con unos tiempos que difieren bastante de la más rabiosa actualidad.
Aún así, y comenzando por ABC, encontramos a Luis Ventoso hablando de la bestialidad perpetrada por tres facinerosos y se pregunta por qué Pedro Sánchez o Pablo Iglesias no han tenido un segundo para lanzar siquiera un tuit condenando los hechos:
María Ángeles García forma parte de la cúpula de Podemos en Cuenca y fue candidata allí en las autonómicas. Un clamor espeluznado recorrería a estas horas España si a María Ángeles, una excelente médico que se autodefine como «mujer comprometida», la hubiesen esperado ayer a la puerta de su casa para golpearla al grito de «comunista». Las redes sociales arderían contra la salvajada fascista. Primeros espadas de todos los partidos condenarían la repugnante paliza con razón. Tres cadenas de televisión mantendrían el asunto al rojo vivo durante semanas.
Y señala que como la agredida es de VOX, entonces no se arma igual revuelo:
Pero la agredida ha sido otra mujer, ubicada al otro lado del espectro ideológico. Es una chica rubia y menuda, de 18 años. Salía de casa a las nueve menos cuarto para tomarse el primer café cuando tras llamarla «fascista de los cojones» dos hombres y una mujer comenzaron a pegarle patadas y puñetazos frente a su portal. Según informa su partido, perdió el conocimiento. Fue hospitalizada y pasó toda la mañana en observación. En su cara sigue el testimonio de la agresión: un pómulo dañado, arañazos y un labio roto. Se llama Inma Sequí, tiene 18 años, estudia Derecho y en las municipales fue la candidata más joven de España. Inma milita en VOX, el partido de Ortega Lara y Santiago Abascal, una escisión del PP por el flanco diestro, de escaso respaldo. Sus postulados pueden gustar o disgustar, pero intentan argumentarlos y en general los exponen con tono correcto: quieren un modelo de Estado centralista, son muy críticos con cómo ha gestionado el Gobierno el final de ETA y reprochan también a su ex partido que haya mudado su posición sobre el aborto. Aunque mis ideas sean irrelevantes, por ubicar lo que luego voy a decir, aclararé que no me convence VOX, pues prefiero posiciones más templadas y partidos de pensamiento más profundo, amplio y trabajado.
Le da un palo a Sánchez e Iglesias por estar calladitos ante esta agresión:
Encuentro gravísimo que en la España actual, en una pequeña, hermosa y pacífica ciudad como Cuenca (56.000 habitantes), a una persona le partan la cara sin mediar palabra por sus libres ideas. Pero este punto de vista no es muy compartido. La noticia no mereció ni un sumario en el Telediario del mediodía de TVE y fue despachada con un suelto. El PSOE lo condenó por boca de una diputada autonómica, pues a Sánchez y Luena, que hablan de todo a todas horas, no les merece ni un tuit desganado que se atente de forma brutal contra la libertad de otro político. Huelga decir que no se espera valoración del primero de nuestros tertulianos, Iglesias, ni de todas las mareas, plataformas y compromisos que animan el nuevo populismo.
Y pone el acento en que el zapaterismo, con su revanchismo, ha traído estos lodos:
Lógicamente, los responsables absolutos del ataque a Inma son los tres vándalos que la asaltaron. Pero esta agresión sucede en un contexto, en un clima de creciente intolerancia y de ecos guerracivilistas. La violencia encuentra calor ideológico en una pulsión sectaria, que sostiene que todo lo que existe a la derecha del PSOE es ilegítimo (excepto el nacionalismo más vetusto y regresivo, al que la izquierda neocomunista, arrumbando su tradición internacionalista, sí concede legitimidad y hasta una inexplicable vitola de modernidad). Zapatero, que tanto rencor sembró con su atolondrado radicalismo de guante blanco, abominó de la Transición, reabrió las heridas de la Guerra Civil y asimiló al PP con el bando que ganó la contienda, así que la revancha consistía en aislarlo y convertirlo en un paria no homologable (el Pacto del Tinell). Podemos, Colau y las televisiones han exacerbado aquel planteamiento antidemocrático. Ahora llegan los golpes. Pero no pasa nada. La chica era de VOX. Ergo algo haría….
Ignacio Camacho hace un retrato del desaparecido socialista Txiqui Benegas:
Cuando quería retratar con desprecio a los políticos de la nueva hornada, a los tribunos posmodernos y petimetres a la violeta que arribaban a su partido como si nada hubiese sucedido antes de su llegada, Alfonso Guerra acuñó una de sus mejores frases ácidas: «esa gente no ha ido nunca a un entierro sin ganas». No se refería sólo a la lejanía moral y existencial con el drama terrorista, sino a la falta de rodaje de los nuevos dirigentes-probeta en la experiencia humana de la militancia; les faltaba, decía, la pátina vital de haber ido a consolar a la viuda de un concejal asesinado o de haber sacrificado muchos fines de semana para acudir en pueblos perdidos a bodas de hijas de compañeros que le acababan cortando la corbata al novio. En esa política de abrazo y carretera se curtió una generación que el tiempo va arrumbando en los anaqueles del retiro o de la muerte, y a la que ciertos displicentes salvapatrias de salón se han permitido bautizar como la casta de un régimen.
Subraya que:
Txiki Benegas fue de esos que tuvo que asistir a muchos más funerales que matrimonios, y siempre sin malditas las ganas. Sepelios de sus correligionarios socialistas, de sus rivales populares, de policías, de empresarios, de amigos caídos bajo el delirio de los años de plomo. Dentro y fuera de su tierra vasca se comió muchas tragedias, muchos reproches, muchas malas miradas. Como el gran aparatchik socialista que fue en los tiempos de la hegemonía felipista se hartó de kilómetros para apagar fuegos en las agrupaciones y vivió a fondo el lado humano de la política; el de las intrigas de poder y el de la entrega generosa, el de la negociación palaciega y el de la solidaridad idealista, el de las miserias de ambición y el de la nobleza institucional, el de la confrontación ideológica y el de las lealtades personales. Cachorro de la Transición, se forjó en la cultura del pacto: si había un acuerdo que cerrar, una enmienda que muñir, una estrategia que trazar, un congreso que ganar, una fractura que unir e incluso una traición que reparar, allí estaba Txiki. Para hablar con los suyos y con los otros, con nacionalistas o con la derecha, con diputados o con alcaldes. Un hombre de partido hasta las cachas, por sentimientos, y a la vez un hombre de consenso por convicciones. Tan comprometido con su organización que nunca quiso ser ministro por no abandonarla.
Y destaca su preparación que nada tiene que vez con los nuevos políticos, unos meros arribistas:
Qué distinto era ese tipo de político componedor, de paciencia tejedora, de culodiferro, de estos nuevos adanistas de plató y consigna que imparten lecciones teóricas sin haber tenido nunca, por fortuna, que enterrar a nadie. Con todo su reverso oscuro, su ciénaga de corrupción, sus manejos amargos o inconfesables, los benegas construyeron un país más justo, más próspero y más estable que el que encontraron. No sólo merecen respeto, sino gratitud. Porque aunque no todo fue limpio, tampoco fue ni mucho menos fácil.
Salvador Sostres le salta a la yugular a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, por querer romper el contrato con una empresa que gestiona los contenedores de ropa donada:
Tremendo susto el que se llevó Manuela Carmena cuando reparó en que el Ayuntamiento ganaba un dinero con el que su equipo no contaba, concretamente 600.000 euros anuales, gracias al contrato que Ana Botella firmó con la empresa Ecotextile Solidarity, ganadora del concurso para la gestión de los contenedores de ropa donada en Madrid.
Qué susto, ¿verdad, Manuela? ¡Bu! Los comunistas se llevan sustos de muerte cuando alguien gana dinero. Hay un árbol moral del que esta gente todavía no ha bajado.
Detalla Sostres que:
Ecotextile Solidarity revende en mercadillos españoles y extranjeros la ropa usada que va a parar a sus contenedores, haciendo justicia a su apellido solidario, porque quien realmente ayuda a los desfavorecidos es quien mueve la economía creando riqueza y empleo. Carmena quiso enseguida romper este contrato porque en el limitado discurrir colectivista cualquier ganancia es un delito. También porque los que como la alcaldesa de Madrid se han pasado la vida haciendo ver que defendían a los pobres, son los más interesados en que el número de necesitados aumente, así como su grado de necesidad, para tener más clientela, y más demagogia, y más margen para enriquecerse del drama ajeno. ¿Qué otra cosa ha hecho la izquierda? ¿Qué otra cosa ha hecho Carmena?
La izquierda es fundamentalmente un sistema de ignorancia en que la masa ciega y amotinada no se cansa de conspirar contra sus intereses votando a los partidos que siempre les han llevado a la miseria y a la muerte. Luego, los líderes de esta masa, mitad por la misma ignorancia y mitad por un cinismo que tendría que ser delito, organizan el tinglado para que la desolación no deje jamás de ser el sentimiento y puedan así aparecer como los héroes que van a salvarles vendiéndoles sus pócimas milagreras como vergonzosos charlatanes.
Y advierte que la primera edil madrileña tendrá que quedarse quietecita:
Carmena no podrá revisar el contrato con Ecotextile Solidarity porque desde el punto de vista legal es irreprochable, pero ya ha recomendado a los madrileños que sobre todo no den su ropa a una empresa que gana dinero y crea puestos de trabajo, y que acudan a una de esas oenegés de pordioseros que tanto gustan a la izquierda, porque tanto sirven para eternizar los problemas.
Considera que al final habría que clausurar todas las oenegés para acabar con la pobreza:
Cualquier cosa menos entender que la propiedad privada es la base de la libertad y de la convivencia. Cualquier comedia menos confiar en el talento individual y en su fenomenal capacidad para generar progreso y prosperidad. Cualquier empresa es más caritativa que cualquier oenegé. Cualquier empresario es más solidario que cualquier cooperante.
Si clausuráramos todas las oenegés, con todos sus cooperantes, y donáramos nuestra caridad a los empresarios, en cuestión de meses la pobreza se extinguiría en España. La pobreza física y la pobreza mental, con tanto farsante puesto por fin a trabajar.
En El Mundo, Casimiro García Abadillo, habla sobre las debilidades y fortalezas de Ciudadanos:
Ciudadanos ha aparecido en algunas encuestas como segunda fuerza en Cataluña (por ejemplo, la publicada por La Vanguardia el 14 de julio le da un empate a 22 escaños con ERC y con la coalición ICV/Podemos, ahora llamada Catalunya Sí que es Pot). Aunque ningún sondeo da la posibilidad a que se produzca una victoria de una hipotética coalición de partidos no soberanistas el 27-S, lo que sí está claro es que C’s se va a convertir en el partido constitucionalista de referencia, desplazando al PP y, lo que es más relevante, al PSC, herido por sus crisis internas y por sus coqueteos con los nacionalistas.
Lo que ocurra el 27-S va a ser muy importante para España y tendrá gran influencia en las elecciones generales que se celebrarán a final de año. Son, asimismo, fundamentales para el partido de Albert Rivera. Un resultado por debajo de las expectativas dañará sus opciones en las generales y viceversa.
Pase lo que pase el 27-S, lo que parece fuera de discusión es que C’s se va a convertir en el tercer partido (al menos) por número de votos y escaños y puede ser clave para la gobernabilidad de España.
Indica que aunque el partido de Rivera ha demostrado más estabilidad que Podemos, las encuestas empiezan a marcarle una línea bajista:
Aunque C’s ha tenido un comportamiento más estable que Podemos desde el mes de enero, también ha sufrido un cierto desgaste en los últimos meses. El CIS le daba sólo un 3,1% de estimación de voto en su primer sondeo del año, pero en el del mes de abril la subió al 13,8%. La última encuesta del Centro, publicada en julio, rebajó ese porcentaje al 11,1%. Otros estudios demoscópicos también han reflejado una tendencia a la baja de dicho partido.
¿Cuáles son los factores que están provocando el desfondamiento de Ciudadanos? se pregunta García-Abadillo
1º. Un excesivo peso del liderazgo de Rivera. A pesar de sus esfuerzos por situar a otros dirigentes en la palestra mediática (el caso más claro es el de su responsable económico, Luis Garicano), la fuerza principal del partido radica en la buena imagen de su máximo responsable. De tal manera que Ciudadanos sin Rivera, hoy por hoy, sería inconcebible. Ese hiperliderazgo, bueno en una primera etapa, se convierte en un inconveniente cuando los ciudadanos votan una alternativa de gobierno.
2º. Un claro desequilibrio territorial en su implantación. Hasta hace unos meses C’s era un partido catalán. De hecho, hasta el pasado mes de junio no se ha despejado la incógnita de si Rivera iba a ser el cabeza de lista en las elecciones del 27-S. Justamente en estos días se está llevando a cabo una remodelación de su comité ejecutivo para integrar en él a dirigentes (como Juan Marín, Ignacio Aguado, Begoña Villacís o Carolina Punset) que no proceden de Cataluña. Aunque Rivera aprovechó inteligentemente la torpeza del PP al atacar a C’s como un «partido catalán» en las elecciones de Andalucía, es evidente que ese desequilibrio es un hándicap para su partido.
3º. Una ubicación ideológica confusa. Según los estudios del CIS, los votantes de C’s se sitúan entre la derecha y el centro. En gran medida, hay un solapamiento entre los partidarios menos conservadores del PP y los que muestran sus preferencias por Ciudadanos. Eso permite al PSOE atacar al partido de Rivera por ser «de derechas». Mientras que el PP se reclama como el partido genuino del centro derecha español. Los votantes ven mucha menos distancia ideológica entre el PP y C’s que entre el PSOE y Podemos. Cuando todavía muchos ciudadanos votan en función de posiciones ideológicas clásicas (izquierda vs. derecha) esa falta de perfil perjudica a C’s.
4º. Pactos de conveniencia en las elecciones municipales y autonómicas. Como consecuencia de lo dicho anteriormente, C’s es un partido que puede apoyar al PP de forma natural (como sucedió en la Comunidad de Madrid) y tiene, por otro lado, menos contraindicaciones para pactar con el PSOE (como ha sucedido en la comunidad andaluza). Sin embargo, ese oportunismo, que Rivera siempre ha defendido como la capacidad de su partido para condicionar las políticas de otros, es visto por algunos de sus votantes como una falta de coherencia y un exceso de ambición de poder.
5º. Tensiones internas y medidas disciplinarias. C’s está padeciendo las consecuencias lógicas que sufre todo partido de aluvión. En muy poco tiempo, Ciudadanos ha pasado de 2.000 a 25.000 militantes y 100.000 simpatizantes (cuenta ya con 74 diputados autonómicos y 1.500 concejales). Eso hace que tenga que extremar sus cautelas contra los arribistas y avispados. Esa debilidad daña, sin duda, sus opciones como partido de gobierno.
6º. Carencia de apoyo mediático. A diferencia de los dos grandes partidos o incluso de Podemos (que ha contado con las plataformas televisivas de La Sexta y, en menor medida, de Cuatro), Ciudadanos no tiene un grupo de medios de comunicación que le respalde de manera abierta. Hay periodistas que simpatizan con Ciudadanos, incluso algunos editoriales de grandes periódicos alaban algunas de sus propuestas, pero Rivera, como le pasó a Rosa Díez, sigue siendo un perro sin collar (mediático, se entiende).
7º. Coincidencia de su programa económico con el del PP. Si bien en el terreno político, de lucha contra la corrupción o libertades, C’s tiene cierto margen de maniobra (ahí están sus propuestas de reforma de la Constitución o de la Justicia), en el terreno económico lo tiene más difícil al ser un partido de corte liberal. Precisamente por ello, una parte importante de sus votantes proceden del PP (en sus inicios, Rivera coqueteó con dicho partido).
8º. Ciudadanos es percibido como un partido que puede condicionar, pero que no tiene opciones de gobernar. Esa condición de «subalterno» hace que ante una situación de polarización, con un resultado muy reñido, C’s pierda apoyos, ya que no puede capitalizar el llamado voto útil, que tradicionalmente, emigra hacia los dos grandes partidos (PP y PSOE) sobre todo en las elecciones generales.
Concluye que al final estará a la par con Podemos en el número de votos:
A pesar de esas debilidades, C’s cuenta con la confianza de un gran número de ciudadanos y tiene, por ello, un suelo bastante sólido en torno al 10%. En mi opinión podría incluso situarse cerca de la estimación de voto de Podemos en los próximos meses.
La fortaleza de C’s, su flexibilidad ideológica, la fiabilidad de su líder, se torna, a veces, en su mayor debilidad.
Con todos sus defectos, C’s es junto con Podemos la fuerza que ha renovado la política en España y que, de hecho, ha puesto fin a la hegemonía de los dos grandes partidos.
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